lunes, 23 de mayo de 2016

LA ÉTICA CAPITALISTA

¿Qué lugar tiene la ética en el campo económico?

Empecemos por tomar actores simples: hombres y mujeres de negocios, propietarios, gerentes, inversores. Ellos no son sólo capitalistas, son también seres humanos con algún tipo de integración social. El marco de los emprendedores clásicos de las ciudades del siglo XIX, durante la emergencia fabril, era el de comunidades ciudadanas, religiosas, familiares. Querían acumular y sacar provecho, por supuesto, pero al mismo tiempo estaban socialmente integrados. Y en ese sentido es que eran personas morales; estaban los criterios de ganancia, pero también estaba la mirada de los otros, que implicaba límites y reglas morales. 

El problema hoy es que los principales actores económicos están globalizados; son inversores que deciden acerca de corporaciones a las que no conocen exactamente. La integración social del capitalismo no desapareció, pero se redujo, y las restricciones morales al comportamiento capitalista son menos poderosas. El comportamiento capitalista no es ni moral ni inmoral; es amoral. Su lógica es generar beneficio: ésa es su fuerza, y al mismo tiempo lo que genera grandes problemas. 

En otras palabras, el capitalismo puede ser asimilado a diferentes propósitos morales. Por ejemplo: si realmente queremos pasar de la economía basada en energías fósiles a una economía basada en energías renovables, tendremos que convocar a empresas y emprendedores que piensen que pueden hacer dinero con ese cambio. Se pueden usar los mecanismos capitalistas para armar guerras, pero también para resolver el problema del cambio climático. 

El punto no es el capitalismo, sino la sociedad y la política en las cuales opera. Su específica amoralidad es un punto importante, que explica ambas cosas, su fuerza y sus peligros.

Jürgen_Kocka, entrevistado por Diana Fernández Irusta, Enfoques, La Nación de ayer.-

No hay comentarios: