domingo, 6 de septiembre de 2015

VINO PORTUGUÉS, INVENTO BRITÁNICO

Como sucede con muchos licores, el oporto nació por casualidad. En el XVII los comerciantes ingleses, debido a las constantes guerras con la vecina Francia, tenían dificultades para importar los vinos de Burdeos. Se volcaron así a los vinos portugueses, pero éstos soportaban mal el cruce del canal. Para evitar que la travesía del Atlántico les estropeara la mercancía, los ingleses empezaron a añadirle algunas gotas de aguardiente. Y así nació el Oporto. Los productores se dieron cuenta de que el aguardiente interrumpía el proceso de fermentación del vino, con lo que se conservaba el azúcar y se acentuaba el aroma.
Se puede decir entonces que el de Oporto es un vino portugués, pero también un invento británico. Algo que se nota en las etiquetas de las bodegas, la mayoría de nombre inglés: Sandeman, Graham, Taylor, Cockburn, Croft, que están todas del otro lado del Duero, en Vila Nova de Gaia (municipio unido a Oporto por los seis puentes que atraviesan el Duero).
LA NACIÓN DE HOY.-

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