jueves, 9 de julio de 2015

MERKEL, OBAMA, EL GREXIT Y LA GEOPOLÍTICA

Si la canciller Angela Merkel insiste en expulsar a Grecia de la eurozona tendrá que enfrentarse con Barack Obama. En varias ocasiones durante la última semana, el presidente norteamericano llamó por teléfono a Berlín para recordar que Grecia ocupa una posición crucial en el mapa geopolítico de la región.

Miembro clave de la OTAN, el país representa un contrapeso -cada vez más necesario- frente a otro aliado occidental, Turquía, que comienza a inquietar seriamente a Europa y a Estados Unidos. Desde que Recep Tayyip Erdogan llegó al poder hace 12 años ocultando sus tendencias islamistas, emprendió un proceso de radicalización religiosa, acompañado de esfuerzos para extender la esfera de influencia turca, como si soñara con restaurar la gloria perdida del Imperio Otomano.

Estados Unidos dejó de considerar a Turquía como un aliado fiel cuando Erdogan le negó autorización para usar la base de la OTAN en Incirkik para que la aviación norteamericana pudiera lanzar sus operaciones en Siria e Irak. Washington lo sospecha de practicar un doble juego en la actual crisis regional para tratar de quedarse como potencia dominante de la región del Levante y del norte de África cuando se sosieguen las actuales tensiones y se modifiquen las relaciones de fuerza que prevalecen desde la Segunda Guerra Mundial.

En ese contexto, el destino de Grecia es ocupar el lugar de Turquía como puente entre el mundo islámico y el occidente cristiano. Con Rusia tiene fuertes lazos culturales y ciertas simpatías. No por eso se le nubla la vista: si bien Tsipras viajó a Moscú, votó a favor de las sanciones económicas contra Rusia y no le pidió ayuda económica a Vladimir Putin.

Grecia, por lo demás, no tiene ambiciones de expansión, no es fuente de conflictos políticos y tiene una clara vocación de mantener su integración con Europa. En ese sentido, Estados Unidos comprobó varias veces la fidelidad de Grecia como aliado en la delicada región del Mediterráneo Oriental, según Dominique Moisi, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) y profesor en el King's College de Londres.

  | LA NACION DE HOY.-

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