La baja capacidad exportadora es una característica determinante de la economía argentina. Se la puede percibir muy claramente con la siguiente comparación. Singapur exporta u$s 78.000 dólares per cápita; Suiza 40.000; Noruega 32.800; Irlanda, Islandia, Dinamarca y Suecia más de 20.000; Alemania 18.900; Corea del Sur 13.500; Australia 11.400; Reino Unido 7.600; Japón 6.200; Estados Unidos 4800; Chile 4000; México 3300. La Argentina apenas u$s 1750 per cápita. (En este aspecto peor está Brasil con 500).
La política económica del kirchnerismo no ha reducido sino elevado lo que se conoce como elasticidad-ingreso de las importaciones, es decir que por cada punto porcentual que sube el Producto Bruto se necesitan más importaciones y dólares que antes.
las posibilidades de aumentar el consumo, la inversión y, por ende, el crecimiento, están más condicionadas ahora que antes a la disponibilidad de divisas. Cada auto fabricado requiere del 60% de insumos importados, más que doce años atrás. Lo mismo sucede con los celulares, los televisores y las computadoras y la electrónica en general, que en promedio tiene alrededor del 85% de partes importadas.
También la inversión es ahora más dependiente del extranjero. El componente importado de las máquinas y equipos que se invierten ha venido subiendo hasta bien arriba del 50%.
El mayor requerimiento de importaciones no sería un inconveniente si la economía generara los dólares suficientes. De las alternativas posibles, la manera saludable y sostenible de cubrir esa necesidad de divisas es a través de la cuenta corriente y, básicamente, mediante las exportaciones. Pero ocurre que la elasticidad de las exportaciones es inferior al de las importaciones, y la diferencia sería aún mayor si las compras al exterior no estuvieran reprimidas.
MARCELO ZLOTOGWIAZDA
Economista y periodista
EL CRONISTA COMERCIAL DEL 22 DE MAYO.-
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