Por cierto, la comicidad de las malas palabras tiene que ver con la niñez. Uno se reía con ellas cuando era un chico. A los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta años, es muy singular reírse de algo tan común como una mala palabra.
Por otra parte, hoy, "pelotudo", como "boludo", tiene casi el valor del "che". Las mujeres se tratan entre sí de "boluda", más allá de sus atributos sexuales, porque "ser boluda" es "ser tonta".
Por eso, resulta extraño que toda una sala se ría por una palabra que, debido al uso y al abuso, ya ha perdido su carácter de insulto.
Un "pelotudo" es simplemente un estúpido. Sólo que en la actualidad decirle "estúpido" a alguien, si se tiene en cuenta la degradación del lenguaje, es casi afectado, un rasgo de educación tilinga.
¿Por qué va uno a decir "tonto" cuando se puede decir "pelotudo", que es más grosero y familiar?
Hugo Beccacece | ADN CULTURA LA NACION DEL 2 DE ABRIL.-
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