viernes, 28 de febrero de 2014

UCRANIA Y LA GEOPOLÍTICA DEL SIGLO XXI

La mayor división geopolítica de nuestros días "es entre aquellos países que quieren que sus Estados sean poderosos y aquellos países que quieren que sus pueblos sean prósperos", señala Michael Mandelbaym, profesor de la Universidad Johns Hopkins.

En la primera categoría entrarían los países como Rusia, Irán y Corea del Norte, cuyos líderes están abocados a cimentar su autoridad, dignidad e influencia a través de la construcción de un Estado poderoso. Y como las dos primeras de esas naciones tienen petróleo y la tercera tiene armas nucleares que puede intercambiar por alimentos, sus líderes pueden permitirse desafiar al sistema mundial y sobrevivir, o incluso aquilatarse, y al mismo tiempo jugar al viejo y conocido juego del poder político por el predominio dentro de sus respectivas regiones.

La segunda categoría, países abocados a cimentar su dignidad e influencia gracias a la prosperidad de sus pueblos, incluye a todos los países del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), a la Unión Europea, al bloque comercial del Mercosur en América latina y al de Asean en Asia.

Pero ahora existe una tercera y nueva categoría de países, que no pueden proyectar su poderío ni generar prosperidad. Ellos forman parte del "mundo desordenado". Se trata en realidad de pozos negros que se tragan todo poder y prosperidad, porque están consumidos por luchas internas sobre cuestiones del tipo "quiénes somos", "cuáles son nuestras fronteras" o "¿este árbol es tuyo o mío?" Se trata de Siria, Libia, Irak, Sudán, Somalia, Congo y otros lugares candentes.

Ucrania atraviesa esas tres categorías. Allí, la revolución se produjo porque Rusia, queriendo conservarla dentro de su esfera de influencia, indujo al gobierno a retirarse del acuerdo comercial con la Unión Europea, el cual contaba con el apoyo de muchos ucranianos deseosos de que su pueblo prospere. Esa fisura también despertó el clamor separatista de los ucranianos rusófonos del este del país.

 | The New York Times, LA NACIÓN DE HOY.-

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