sábado, 25 de agosto de 2012

DOS HOTELES TERMALES MENDOCINOS: EL MISMO SINO TRÁGICO, CON DISTINTO FINAL

La provincia argentina de Mendoza fue pionera en el desarrollo del termalismo en la Argentina.

El hotel más conocido de todos es el Termas-de-Villavicencio, debido a que se encuentra reproducido en las botellas del agua mineral más tradicional del país. Existe un proyecto para reabrirlo después de permanecer cerrado por varios años.

Pero hubieron otros dos, famosos también en su época, que compartieron el mismo fin trágico: fueron abatidos por sendos aludes.

El hotel Termas de Cacheuta fue inaugurado en 1910, con 152 habitaciones, cada una con su baño termal.

Contaba con dos ascensores: el primero trasladaba a los huéspedes desde el nivel donde los dejaba el Ferrocarril_Trasandino_Los_Andes-Mendoza hasta el hotel y el segundo desde el hotel hasta los gabinetes de baños, a orillas del Río Mendoza.

Para poner este hecho en perspeciva, basta señalar que la infanta Isabel_de_Borbón_y_Borbón de España regaló ese mismo año durante su visita por el Centenario el ascensor_presidencial que todavía utilizan los presidentes argentinos en la Casa Rosada.

Su máximo esplendor lo alcanzó durante los años de la primera guerra mundial, cuando en razón del peligro que implicaba para los trasatlánticos la guerra submarina, las ricas familias porteñas lo visitaban, al no poder concurrir a sus similares europeos.

Entre sus habitués se contaron lo presidentes Roca, Juárez Celman -su concuñado-, de la Plaza, y Alvear. El escritor Adolfo Bioy Casares, quien fue llevado por sus padres cundo era muy chico, recordaba que allí se encontraban con todos sus amigos de la alta sociedad de Buenos Aires, como así también que durante la cena los hombres usaban smoking y vestido de fiesta las mujeres. 

El general Roca le decía a su fiel asistente Artemio_Gramajo -a quien se atribuye la creación del célebre "revuelto Gramajo"- que los viejos como ellos necesitaban de esos hoteles para "calafatearse"

Su historia terminó en el verano de 1934, muy caluroso y llovedor, cuando debido a las fuertes precipitaciones, colapsó un glaciar en la alta montaña que cerraba las aguas contenidas en una quebrada, las que a una velocidad de 35 kilómetros por hora, generaron una ola de siete metros de altura, que impactó contra los baños y la torre del ascensor, destruyéndolos, afectando también la estructura del hotel, sin producir víctimas entre los huéspedes.

Al perder, a partir del siniestro,  la infresestructura termal, que había sido su razón de ser, el hotel entró en un largo proceso de decadencia, que culminó en la década de 1970, en que fue abandonado.

El hotel termal de Puente del Inca, ubicado en medio de un paisaje único, fue arrasado también por un alud en 1965, permaneciendo en ruinas  desde entonces. 

Curiosamente, las capillas que se encontraban en ambos hoteles se salvaron de la destrucción.

A diferencia del de Puente del Inca, el hotel de Cacheuta -al que se accede pasando por Luján de Cuyo, uno de los terroirs de nuestra cepa más emblemática, la Malbec- fue reabierto en 1986, con 16 habitaciones, luego de demolerse lo que quedaba del viejo, manteniéndose únicamente en pie, además de la capilla, parte del barandal del largo balcón que mira hacia el río Mendoza, la pileta de natación externa de agua termal y la torre del ascensor del nivel superior, si bien éste no funciona.-

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