domingo, 5 de septiembre de 2010

TOSCANINI Y LA TRADICIÓN

"La tradición, está únicamente en un lugar, ¡la partitura!"

Arturo Toscanini


Un día, el director holandés Willem Mengellberg -que llevó a la orquesta Concertgebouw de Amsterdam a los primeros niveles- se dignó aconsejarle a Toscanini sobre la dirección: "Charla, charla, charla, eso era Mengellberg. Cierta vez vino a verme y me explicó muy extensamente el verdadero modo alemán de dirigir la obertura Coriolano. Según me dijo con absoluta seriedad, lo sabía por un director que presuntamente había recibido instrucciones directas de Beethoven. Le contesté: ¡Bah! Yo lo recibí directamente del propio Beethoven, es decir de la partitura"

Así planteadas la cosas, parece obvio el rechazo de Toscanini a la llamada "tradición musical" para dirigir una obra.

En mi opinión, ello no fue más que una actitud suya para no mostrarse vulnerable, siendo italiano, en momentos en que era el único director de esa nacionalidad que actuaba al mismo tiempo que sus eminentes colegas austro-alemanes Kleiber, Klemperer, Walter y Furtwängler, herederos "de la gran tradición austro-alemana de dirección" la que "durante unos doscientos años ha sido la fuerza más poderosa en la historia de la dirección"

Pero además, y fundamentalmente, porque el propio Toscanini fue un eslabón importantísimo de otra tradición musical, la italiana, siendo el nexo entre el último Verdi y el verismo que se insinuaba como su sucesor y que tuvo en Puccini a su más destacado representante y que implicaba el paso del siglo XIX al siglo XX en la larga historia de la ópera italiana.

Como violoncelista de la orquesta del teatro alla Scala, Toscanini participó del estreno de Otello de Verdi en 1887, y ya como director estrenó Loreley y La Wally de Catalani, Pagliacci de Leoncavallo, y Cristoforo Colombo de Franchetti. En 1896 tuvo a su cargo el estreno mundial de La Boheme y en 1898 Iris de Mascagni, al que le siguió en 1902 Germania de Franchetti.

En 1901, un mes después del fallecimiento de Verdi, en el solemne funeral y al frente de 900 intérpretes Toscanini tuvo a su cargo el coro "Va pensiero..." de la ópera Nabucco

Durante la década del 20 estrenó póstumamente dos óperas: Nerone de Boito (1924) y Turandot de Puccini (1926).

Y para botón de lo dicho, basta una muestra: cierto día, ensayando una ópera, le indicó a la soprano un modo diferente de cantar un pasaje. La cantante sorprendida por la fama que tenía Toscanini de ceñirse estrictamente a la partitura, le dijo: "Pero maestro, ¿le parece?, eso no es lo que está escrito" a lo que el conductor "anti-tradición" le respondió: "Bah, esto lo hemos hecho todo el tiempo, incluso en vida de los compositores"

¿Que habría pensado Mengellberg al escucharlo?...

4 comentarios:

LEITER dijo...

Bueno, hay un tema un tanto confuso respecto a Puccini y el verismo: La ópera de Puccini no es verista por naturaleza; es mucho más elegante y está musicalmente muy por encima de esos esquemas. El problema es que se le ha otorgado esa condición durante mucho tiempo, extendiéndose desde TOSCA (posiblemente su obra más en contacto con el verismo) y de ahí que algunas de sus puestas en escena hayan sido históricamente lamentables.

En relación a Toscanini, pues pájaro cazado a tiempo ¿De qué vale la partitura si así lo hemos tocado siempre? Aunque, bueno, eso da idea de los excesos que se cometían en el otro bando, en el de los subjetivos alemanes.

La figura de Toscanini está hoy en día muy puesta en cuestión. Pero fue un director necesario para evitar que la tradición germánica de dirección cayera en un peligroso manierismo que cada vez prostituyese más la partitura. Desde la propia Alemania surgió una reacción a dichos excesos -- Scherchen y Swarovsky -- que resultó ciertamente necesaria para equilibrar un tanto las posiciones.

Es el eterno problema de la dirección orquestal. Fidelidad, sí, ¿Pero hasta dónde? ¿Es la partitura un testamentum cerrado? Complicado, muy complicado.

hugo dijo...

tan complicado leter, que como señalo, ni el propio toscanini pudo sustraerse al dilema...

koppieop dijo...

...Es el eterno problema de la dirección orquestal. Fidelidad, sí, ¿Pero hasta dónde? ¿Es la partitura un testamentum cerrado?...

Sí Hugo, vaya si es complicado pero, sin querer simplificar, mi respuesta es: no (positivo). Lo baso en el margen que la palabra 'interpretación' otorga a directores e intérpretes.

En una clase magistral de piano, el profesor pidió a una alumna la repetición de un pasaje, y le preguntó por qué lo tocaba en "allegretto" en vez de "andante" como estaba indicado en la partitura. [Aclaro que presencié la clase como oyente; no sé leer música y no me acuerdo de los modos; creo que no tiene mucha importancia, así que los improviso].
La respuesta de la chica fue que de esa manera le parecía lograr una más fluída transición hacia lo que seguía. El profesor levantó la vista, como si su dictamen estuviera escrito en el cielorraso, y rompió el suspenso en la sala diciendo:
"No es lo que el compositor quería. Pero tu argumento vale; me gusta."

hugo dijo...

algo smilar de callas contaba el director nicola rescigno acerca de un pasaje del tercer acto de la traviata federico, verdi había indicado que debía cantarse de una manera, y callas entendía que ello no era compatible con el estado de una tuberculosa moribunda y el director le dio la razón...

como señalás muy bien: "eterno problema", creo que para resolverlo están los espíritus sensibles...