domingo, 13 de diciembre de 2009

¡GRANDE CRETA!

"...cuando...vi extenderse ante mí la superposición escalonada del palacio de Minos, estaba templado para recibir la impresión solemne que emana de esas ruinas, acaso las más subyugantes del Divino Mediterráneo..."

Manuel Mujica Láinez, Placeres y fatigas de los viajes.-


Creta, la mayor de las islas del Egeo y cuna de la civilización minoica -una de las más refinadas y antiguas de Europa y la más importante de la edad de bronce del mundo griego- se unió a Grecia recién en 1913.

Como verdadero timbre de honor, alberga en su territorio el monte Ida, lugar natal de Zeus, el palacio de Minos II en Knossos y fue la cuna de el Greco.

Cupo en 1899 a Sir Arthur Evans (1851-1941) -etnólogo de la escuela británica de arqueología de Atenas y cuyo busto nos recibe en lo alto de una columna a la entrada de Knossos- descubrir el legendario palacio del rey Minos, construído por Dédalo -aquel genio que antes que Leonardo voló con alas emplumadas con su hijo Icaro, quien desoyendo los consejos de su padre, se precipitó al mar al acercarse al sol, que derritió la cera con que estaban pegadas las plumas- y que albergaba el laberinto, donde el rey encerró al Minotauro -mitad toro y mitad hombre, que se alimentaba de carne humana- y que había sido concebido por su esposa en unión con un toro, del que Poseidón hizo que se enamorara, en castigo porque el rey prometió ofrendarle uno y no lo hizo. Sería el ateniense Teseo -mito muy conveniente para remarcar la supremacía de Atenas sobre las demás polis griegas- el que vencería al monstruo, con ayuda de la hija de Minos, Ariadna y su hilo, gracias al cual el héroe pudo encontrar la salida del laberinto.

El descubrimiento de Evans hace pensar más bien que laberinto y palacio son una misma cosa, y así sus pasillos y escaleras -que no siguen un recorrido recto y nos dejan en habitaciones sin salida y en distintos niveles- se revuelven sin aparente razón en esta "extravagante y caprichosa construcción" que tenía 17.000 m2 y 1500 habitaciones.

De estas habitaciones, dos se destacan: la estancia de la Reina, en la que, engalanando una de las paredes del baño, se halla el famoso "fresco de los delfines", que conjuga al mismo tiempo su valor decorativo y la sensación de movimiento, y que constituye un magnífico ejemplo de la pintura minoica temprana, que enfatizaba la representación más fiel de la naturaleza sin la presencia humana.
En cuanto a la otra -probablemente la más importante del complejo- se trata del salón del trono -siendo éste de alabastro y madera adosado a la pared y del cual una copia sirve de asiento al Presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya- sencilla estancia con una sobria decoración en la que sobre paredes color rojo alternan figuras vegetales y grifos mitológicos, dos de los cuales están enfrentados, uno a cada lado del trono, como protegiéndolo.
Frente al el se encuentra el lugar de las abluciones, lo que hace suponer que el recinto se usaba tanto para asuntos de estado como salón ritual.

Si a esto sumamos que también se desarrollaban en Knossos corridas de toros, si bien distintas de las actuales, ya que en aquellas los ágiles participantes de ambos sexos, medio atletas y medio danzarines, jugaban con los vacunos haciendo saltos y volteretas, todo ello lleva a pensar que el sitio era simultáneamente un lugar político, religioso y deportivo.

Por último, en los almacenes pude ver tinajas de una capacidad media de más de 500 litros, en las que se depositaban cereales. vinos y aceites, pero también las riquezas cuando atacaban enemigos, en cuyo caso se enterraban tapadas.

Impresionado por lo visto, dejé el sitio arqueológico, para dirigirme a la cercana Heraklion, la moderna capital de la isla, llena de influencias bizantinas, turcas y venecianas. Caminando por su elegante peatonal donde proliferan las casas de ropa de marca, terminé mi recorrido en la barroca Fuente de los leones, el punto de encuentro de la ciudad, mandada construír por el Dux Morosini, y emplazada muy cerca de lo que fuera una iglesia católica, también veneciana, que con el tiempo se transformó en cinematógrafo y que hoy alberga a un centro de conferencias y exposiciones.

Cerca del mediodía regresé al barco para tomar mi almuerzo, en medio del cual partí con destino oeste a Civitavecchia, el punto de partida una semana antes y a donde llegué luego de casi dos días de navegación sin escalas, desandando la ruta de ida.-

3 comentarios:

MarcosKtulu dijo...

Higinio, la última vez que me puse a leer sobre la civilización minóica me sorprendieron un par de cosas:
1) Lo antiguos que eran. Son de la misma época que las dinastías más recordadas de Egipto alrededor del segundo milenio AC. Si uno no lo piensa así, por ahí no se da cuenta, pero vos que has estado en ambos lugares no te habrá pasado desapercibida la grandeza del mediterraneo de hace 4000 años.
2) Que no eran griegos ni indoeuropeos, y sin embargo ya escribían en el sistema lineal A cuyos símbolos fueron utilizados en el proto-griego, el lineal B, o micénico.
2) Que ese lineal A todavía no ha podido ser descifrado. No se ha encontrado algún vestigio que permita colegir como pasar de un sistema a otro.

hugo dijo...

así es marcos. ahora, si bien cada cultura tiene algo remarcable que le es propia y la distingue, para mi nada puede compararse con la grandiosidad de las pirámides.

desconocía lo que comentás sobre la escritura minoica, y no enconré mención a ello en nada de lo que leí -guías turísticas- ni tampoco por parte de las guías que nos acompañaron -bastante competentes por cierto en todas las escalas-

MarcosKtulu dijo...

Si mal no recuerdo, lo poco que se sabe por algunas palabras llegadas a conocer indica que los minóicos usaban la escritura para llevar la contabilidad del palacio. Por ejemplo hay inscripciones en las ánforas, detallando su contenido.
Es un problema más de la filología que de la arqueología, por eso el desinterés de los agentes turísticos.